La lectura de Hijos de la fábula de Fernando Aramburu nos ha dejado un poco fríos. Después de la impactante Patria también tiene sentido.
Apunta Maite que el autor tenía mucho miedo a molestar a las víctimas de ETA y está puede ser una explicación de por qué el libro quiere ser una comedia pero apenas arranca la sonrisa y subleva de aburrimiento en vez de indignación.
Así que acabamos prontito y dedicamos casi una hora a elegir nueva lectura. Finalmente Black, black, blac de Marta Sanz. Finalistas Asesinato en el comité central de Vázquez Montalban y Las bailarinas muertas de Antonio Soler.
